La velocidad.
Parece que cuanto más mayores somos más nos gusta la velocidad.
Quizá porque se nos premia que todo lo hagamos rápido, para tener mucho de todo o que superficialmente parezca mucho de todo.
O quizá porque el siglo XX fue el siglo de la velocidad, desde la cadena de producción de Ford, pasando por el futurismo, los yuppies de los 80 y la aceleración de internet.
Pero éste es el siglo XXI y trae otra onda que ya nos la acercan los más pequeños, que todavía no han sido condicionados por el sistema: que es la onda de la observación y del disfrute.
Si no dedicamos tiempo a la vida, al presente, más que experiencias, tendremos impresiones.
Más que familia, tendremos responsabilidades familiares y estaremos exigiendo a nuestros hijos que crezcan rápido, que hagan muchas actividades preparatorias de un futuro sin vivir el presente, sin sentar las bases.
Llegados a este punto maratoniano de velocidad, nos estamos dando cuenta que lo importante no es hacer un sprint, si no mantener el ritmo. Como sociedad estamos aprendiendo a ajustar los ritmos para llegar a la meta sin quedarnos en el camino, eso requerirá echar menos combustible a la maquinaria, para poder respirar.
Requerirá tener más mentalidad para ser más resilientes, competir menos y colaborar más. Habrá que pensar a largo plazo.
En realidad, los niños nos enseñan más a los adultos que nosotros a ellos.
Que levante la mano el que no se ha sentido puesto en su lugar, con una bofetada de realidad cuando un niño o bebé te ha hecho ver lo evidente de una situación.
Entonces has comprendido que te habías desconectado de tu esencia de cuando eras pequeño, ¿verdad?. Pues desaprendamos lo desaprendido y tomémonos el tiempo de priorizar nuestros objetivos hacia el largo plazo y hacia nuestra tribu.
Ideas locas para poner en práctica:
Escuchar y observar tu entorno (esto incluye tu familia: amigos, mascota, niños, pareja, vecinos y el lugar que te rodea).
Dejar que tus hijos se aburran.
Aprovecha los tiempos muertos (en transporte público, en salas de espera..) para pensar y ordenar tus pensamiento y reduce el consumo de contenidos.
Escribe lo que se te ocurra.